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Paquimé, en náhuatl “Casas Grandes”, es una ciudad prehistórica ubicada en el Estado de Chihuahua, al pie de la Sierra Occidental, valorado por la UNESCO en 1998, como zona arqueológica del Patrimonio Cultural de la Humanidad, su desarrollo arquitectónico es sorprendente, ha sido considerado de gran valor para las generaciones contemporáneas. 

Alrededor del año 900 de nuestra era, buscando estrategias para superar las dificultades de las zonas originarias, los indígenas de América, con características de la cultura Mogollón, cuyas actividades principales fueron la agricultura y la arquitectura, procedentes del suroeste de Estados Unidos, el norte de México, así como de las civilizaciones más avanzadas de Mesoamérica, migraron a la zona desértica de Chihuahua.

Se establecieron en Paquimé, Casas Grandes, encontraron casas semienterradas con techos de ramas, recubiertas de lodo, el lugar estaba rodeado de ríos, tales como Piedras Verdes, San Pedro o San Miguel, construyeron métodos eficaces de irrigación y depósitos subterráneos, así lograron llevar el agua tanto a las zonas de cultivo como para la ciudad, a través de aljibes, canales, acequias, además contaban con drenajes;  instalaron contenedores en las laderas de los cerros como trincheras y terrazas.

Hacia los años1200 d.C. elevaron las paredes de sus casas, empleando madera para modelar los muros, los techos eran de viga y adobe, sus puertas en forma de “T”, formaban infinidad de laberintos, algunas tenían 4 pisos y las más grandes alcanzaban los 7, por las bajas temperaturas de esta zona, algunas contaban con sistema de calefacción. En las paredes de sus casas se encontraron pinturas.

En la época de su esplendor se considera que llegaron a vivir más de tres mil personas, era una ciudad rica, gobernada por una élite sacerdotal, contaban con montículos ceremoniales, adoraban a deidades locales, además de mesoamericanas como Tláloc, Xipe Tótec y Quetzalcóatl, convergieron tradiciones culturales del Desierto, las de Occidente y del Centro de México, generando una cultura propia.

Los pobladores de Paquimé crearon grandes redes de intercambio comercial, ofrecían cerámica, turquesa, conchas marinas, sal, plumas de guacamayos, collares, entre otros.

Su más grande manifestación de arte es la cerámica, la de Ramos Policromo de Paquimé, muy reconocida y admirada en todo el mundo, se caracteriza por ser una pasta de color blanco y tiene tonalidades grises, la superficie de las piezas tiene líneas finas de color rojo y negro, su decoración tiene elementos geométricos, abstractos, orgánicos y figurativos. Las formas de las vasijas son muy variadas, podemos encontrar siluetas efigie, zoomorfas o antropomorfas.

Se encontraron vasijas enormes con el estilo Ramos que fueron usadas como urnas funerarias para líderes de la comunidad. (Di Peso 1974).

Lamentablemente, esta civilización desapareció de repente después de la colonización española, los vestigios excavados por los arqueólogos, en solo una parte de la extensa zona, demuestran que fue una cultura adaptada perfectamente a su hábitat y a su entorno económico.