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¿Sabías que…?

Bajo la sombra del gigante sagrado en maya ya´ax che´, los antiguos mayas celebraban rituales utilizando utensilios de cerámica como vasos e incensarios con las espinas grabadas. Además, lo consideraban el “Sostén del Universo”.

La Ceiba (Pentandra) o Pochote, es originario de la región de Mesoamérica, según historiadores y antropólogos, el inicio de su trayectoria data de 3,500 a.C. y se distribuye desde México hasta el sur chileno.

Características

• Al principio de su crecimiento aparecen en el tronco y muchas ramas jóvenes, gruesas espinas cónicas, que va perdiendo durante su desarrollo.
• Su altura puede alcanzar los 40 metros, en los bosques caducifolios y las selvas tropicales llega a medir hasta los 70 metros de altura.
• El diámetro de su tronco es de 3 metros o más.
• Sin ramificar, forman una gran copa con ramas extendidas horizontalmente.
• Los árboles muy longevos, extienden estructuras llamadas contrafuertes que levantan al tronco, son semejantes a las raíces y pueden llegar a medir de .5 a 4 metros de altura, con una circunferencia de 3 a 5 metros.
• Tiene flores muy hermosas que van del color blanco, rosa pálido al amarillo, son muy atractivas principalmente para los murciélagos polinizadores.
• El fruto es de forma ovoide, de color verde, de aproximadamente 15 cm, parecido a la del cacao, encierra en su forma una “mazorca”.
• Rodeadas por una fibra algodonosa están las semillas de color café, cada fruto produce hasta 175 simientes, que el viento dispersa a su alrededor, auxiliadas por la fibra algodonosa. Estas se tuestan y se comen.
• Su longevidad puede llegar a los 150 años.

Como datos peculiares, te compartimos que existe en el Soconusco, región costera en el Estado de Chiapas, un tipo de cacaotero sensacional, similar a la ceiba, su fruto tiene en su cáscara cinco hendiduras profundas que producen unas protuberancias que evocan la piel rugosa del cocodrilo. Hoy en día se le conoce como: “cacao lagarto”, (Theobroma Pentagonum).

En las tierras mayas, existe una réplica vegetal del cocodrilo bajo la forma de una colosal ceiba, llamada precisamente Imix Che, “árbol del primer día”, sus ramas tocan el cielo a 35 metros de altura, las raíces se tuercen como las garras de un cocodrilo gigante y su tronco está cubierto de grandes espinas cónicas que imitan la cuadrícula dorsal del saurio.

Mitología Maya

El calendario maya o calendario mesoamericano contiene el símbolo de este árbol sagrado y señala que crecía en el centro de la tierra.

En el libro de la sabiduría maya o del consejo maya, el Popol Vuh, escrito entre el 1552 y 1558, por el indígena mestizo, Diego Ramírez, auxiliado por sacerdotes españoles con el fin de preservar su cultura, no podían faltar los pasajes relacionados con los árboles míticos. La leyenda narra que los dioses creadores sembraron en los cuatro rumbos del cosmos sus respectivas ceibas sagradas: al Este, la ceiba roja, al Oeste, la ceiba negra; al Sur, la ceiba amarilla y al Norte, la ceiba blanca, finalmente sembraron una quinta ceiba de color verde, al centro de todos estos rumbos, éste fue llamado árbol del primer alimento.  Las ramas del árbol sagrado permiten la apertura de los trece cielos, son su soporte y simbolizan el mundo divino, los dioses establecieron su morada en el tronco y las ramas; mientras que sus profundas raíces son los medios de comunicación entre el mundo de los vivos y el inframundo, allí ubicaron el Xibalbá o Mitnal, que era la morada de los muertos; en su base colocaron el Kab o la tierra que habitan los seres vivos; en la cima de su copa, habitaba el origen de todos los dioses en la forma de una magnífica ave Quetzal celestial.

En los libros mayas del Chilam Balam, escritos antes de la conquista española, se registran ritos curativos-mágicos conocidos como el ritual de los bacabes, dioses de los cuatro rumbos en su cosmogonía, en cuyas esquinas del cerco sagrado se encontraban, además de la deidad o bacab, cuatro ceibas con sus colores correspondientes (amarillo, blanco, rojo y negro). Para el rito de curación, en el centro sagrado había un quinto punto, con el color verde que representa a la primera ceiba sagrada sobre el origen del mundo.